El monopolio de TVE (1956-1990)

Foto del genial director Jaime de Armiñán
Hace ya más de 50 años que Televisión Española comenzó sus emisiones regulares. En concreto, lo hizo en el año 1956, aunque no fue hasta 1958, cuando la cadena pública realizó la primera serie de producción propia. Bajo el título, Érase una vez, Jaime de Armiñán dirigió una ficción que trató sobre la escenificación de cuentos populares infantiles.

Es difícil hacer una división que explique cómo fueron las series hasta los años 90 debido al periodo de tiempo tan extenso que abarca. Mario García de Castro, autor del libro La ficción televisiva popular, una evolución de las series de televisión en España, hace una clasificación de las producciones seriadas por décadas, es decir, según el escritor “la década de los años 60 podría ser calificada como la del nacimiento de las primeras series con textos originales, y la de los 70 como la etapa de gestación y de transición del ciclo dramático al cinematográfico. La década de los 80 fue la del asentamiento, al aparecer la primera valoración por parte de TVE de la producción propia, y a la vez la etapa en la que predominaron los aspectos formales”.

TVE es la cadena mejor valorada en la producción
de series por los seguidores de Esta noche a las 10
Durante esta primera etapa que podemos caracterizar como monopolística o hegemónica de TVE, ya que aún no existían las televisiones privadas, las producciones seriadas estaban realizadas por la propia cadena, casi en su totalidad, ya que en algunas ocasiones contaban con productoras externas. La televisión pública fue, por este motivo, la pionera en la creación y estandarización de los géneros televisivos de ficción. Los principales en estos primeros años fueron, por un lado, el teatro, en el que podemos destacar a Don Juan Tenorio (1964), y las novelas seriadas como El Conde de Montecristo (1969), y por otro lado, las miniseries, entre las que están Fortunata y Jacinta (1980) o Cañasy Barro (1978), y las series dramáticas, donde se puede señalar a Los tres mosqueteros (1971).

A partir de los años 80 se produce un antes y un después dentro de los géneros de las series nacionales, avalado por los cambios socio-políticos y culturales que atravesaba España, en plena transición. Esta nueva situación impone un mayor realismo, por lo que desaparecen definitivamente las dramatizaciones en plató y surgen así, “las series de costumbres como Verano azul (1981) y Anillos de Oro (1983)” como afirma Mario García de Castro. Según Luis Miguel Carmona, tanto una como otra tenían “guiones originales dirigidos por clásicos de nuestro cine como Mercero y Pedro Masó que trasladaron a la televisión a una serie de personajes que se hicieron entrañables más que nada por la inmensa publicidad que se les otorgaba al ser TVE la única televisión del momento”. 
Imagen de la serie Los gozos y las sombras
1982 de TVE

Con respecto al formato y forma de producción, las series y miniseries han cambiado de manera radical. Como asegura Luis Miguel Carmona en una entrevista concedida a Esta noche a las10, en las primeras décadas, “estaban rodadas en formato cine y se basaban principalmente en novelas de éxito (Los gozos y las sombras, 1982), contando con actores y directores de prestigio”. Esto se traducía para la televisión pública en “un gran coste de producción y una duración concreta de capítulos, principalmente 13 y una sola temporada”.

Lo que sí hay que tener en cuenta en este primer periodo de la evolución de las series españolas es que las producciones americanas ya pegaban fuerte entre el público nacional. TVE emitía series de gran éxito que, sin duda, tuvieron un gran impacto e influyeron en la producción autóctona, “fueron las que tenían en tensión semana tras semana a millones de espectadores: Bonanza, Kung Fu, El fugitivo, Ironside, entre otras muchas, eran objeto de debates y conversaciones que para sí quisiera el fútbol” afirma Luis Miguel Carmona. 



Fragmento de la serie de TVE El Conde de Montecristo de 1969

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